El festival rinde este año homenaje al salmantino Tomás Bretón en el centenario de su fallecimiento.
Bretón Hernández, Tomás. Salamanca, 29.XII.1850 – Madrid, 2.XII.1923. Compositor, profesor y director.
Nació en Salamanca, en una familia de origen humilde, hijo de Antonio Bretón Hernández, panadero, y de Andrea Hernández Rodríguez. Del matrimonio nacieron cuatro hijos, dos de los cuales murieron siendo niños. Quedó huérfano de padre a los tres años y comenzó sus estudios musicales en la Escuela de Nobles y Bellas Artes de San Eloy. Estudió con Ángel Piñuela solfeo y violín. Pronto comenzó a tocar en cafés, bailes e iglesias y también en el Teatro del Hospital de la calle de la Alegría, a cuya orquesta se incorporó con sólo doce años, acompañando en las zarzuelas y óperas y en dos años llegó a ser concertino.
En 1865, el director del Teatro Variedades, en una función en Salamanca, conoció a Bretón y reconociendo su enorme talento aconsejó a su familia que se trasladaran a Madrid, para que su hijo estudiara en el conservatorio de la ciudad. Ese mismo año se mudó Tomás a Madrid, junto con su madre y su hermano, y entró a formar parte de la orquesta del Teatro Variedades, mientras proseguía los estudios de música.
Una epidemia obligó al cierre del teatro y entonces pasó a tocar en el Café Vapor y más tarde en el Teatro de la Zarzuela. También fue admitido como segundo violín en la recién fundada Sociedad de Conciertos.
Abandonó este puesto cuando se convirtió en director y concertino de la orquesta del Circo Price.
Su formación en el conservatorio hasta 1871 fue estudiando por libre Armonía y Composición con el profesor José Aranguren. En 1872 se matriculó en el cuarto curso de Composición con Arrieta, accediendo directamente a los últimos cursos de dicha materia.
Finalizó ese mismo año los estudios con el premio de Composición, compartido con su compañero de promoción Ruperto Chapí. Al finalizar sus estudios, compuso su obra más ambiciosa, la Sinfonía n.º 1 en Fa Mayor, dedicada a Arrieta y que fue estrenada dos años más tarde por la Sociedad de Conciertos.
Comenzó a componer para muchas de las compañías de zarzuela de la capital, siguiendo el género bufo. Su primera zarzuela en tres actos, Tic-tac, se estrenó en 1873 en el Teatro del Circo. En sólo cuatro años compuso más de veinte estrenos. Colaboró con Calixto Navarro, escritor y empresario. En 1877 trabajó en el Teatro de los Jardines del Buen Retiro con Chueca y Valverde. Los muchos éxitos en la zarzuela no evitaron que sus aspiraciones musicales fueran más allá, abriendo el camino de la ópera española.
Realizó el primer intento en 1876 con un libreto de Antonio Arnao titulado Guzmán el Bueno, ópera que se estrenó en el Teatro Apolo. Tuvo éxito y se presentó unos meses después en el Teatro del Liceo de Barcelona.
En 1878 fundó la orquesta Unión Artística Musical, que buscaba ser la alternativa a la Sociedad de Conciertos en Madrid, por iniciativa del empresario Felipe Ducazcal que no había llegado a un acuerdo con ésta para unos conciertos en los Jardines del Buen Retiro. Tras su estreno, Tomás Bretón accedió al puesto de director. Esta orquesta sirvió a Bretón para presentar composiciones no estrenadas en Madrid, prestando especial interés a las obras españolas de sus contemporáneos. Los siguientes directores de esta formación fueron Ruperto Chapí (1882), Fernández Caballero (1883) y Casimiro Espino, hasta su disolución en 1886.
También realizó composiciones de zarzuela grande para el Teatro de la Zarzuela, con el apoyo de Barbieri.
El éxito con estas obras fue desigual, lo que hizo que Bretón fuera consciente de las limitaciones de este género y centrara su atención en la creación de la ópera española.
En 1880, Bretón contrajo matrimonio con Dolores Matheu. De esta unión sobrevivieron tres hijos, Antonio Mario, Abelardo y María. En 1881, por su prestigio como director, consiguió la plaza de mérito de la Academia de Bellas Artes de Roma, ciudad a la que viajó los tres años siguientes. Recibió una beca del rey Alfonso XII, para poder trasladarse con su mujer y su primer hijo. En ese momento comienza la gestación de una de las obras fundamentales de su catálogo, Los amantes de Teruel, de la que queda constancia en un diario redactado entre 1881 y 1889.
A su llegada a Roma descubre un ambiente musical mucho más pobre de lo que esperaba; esto le hizo centrarse en el estudio de la polifonía renacentista a través de las obras de Palestrina, Victoria y Guerrero.
Allí conoció al pintor Francisco Pradilla y al compositor Cleto Zabala. Viajó a otras ciudades italianas, como Nápoles, Venecia y Milán. Sus composiciones más importantes en Roma fueron orquestales, siguiendo el estilo de Camille Saint-Saëns. Durante el primer año estaba obligado a realizar una composición religiosa, un oratorio llamado El Apocalipsis, de la que escribió también el libreto, al igual que hizo con otras muchas obras.
En octubre de 1882 llegó a Viena, donde permaneció un año, le interesó mucho más la música austríaca que la italiana, especialmente la sinfónica. Conoció la música de Wagner, que en principio no le causó demasiada impresión, y compuso una sinfonía siguiendo el estilo beethoveniano.
En octubre de 1883 se trasladó a París, donde pasó el último año de su beca. Durante su estancia se centró en la composición de su ópera Los amantes de Teruel, basada en el drama de Hartzenbusch y realizó él mismo el libreto. Volvió durante el verano siguiente a Madrid, donde fue nombrado director de la Sociedad de Conciertos, cargo que ocupó hasta 1890. Entonces tuvo la posibilidad de colaborar con músicos como Sarasate, Fernández Arbós y Albéniz. Dirigió la orquesta, tanto en Madrid como en sus giras por España. Durante estos años realizó sus primeras obras dentro del estilo denominado “alhambrismo”.
Al finalizar Los amantes, comenzó la polémica de la ópera española. La Academia no la consideró apta para presentarse en el Teatro Real, le pidieron que realizara algunos cortes y que tradujera el texto al italiano.
Tras negarse a estos cambios, publicó su folleto titulado Más en favor de la ópera nacional, en el que proponía la creación de teatros y obras siguiendo el estilo de los coliseos europeos italianos, alemanes o franceses.
El enfrentamiento entre Bretón y el Teatro Real llegó a saltar a la luz pública, obligando al ministro a intervenir para que se realizara el estreno. Éste se produjo el 12 de febrero de 1889 con el compositor dirigiendo a la orquesta. El gran éxito obtenido convirtió a Bretón en una de las figuras notables de la música española, símbolo de las nuevas tendencias y enfrentada en ese momento con Barbieri y Arrieta. Bretón se convirtió así en una de las personalidades más activas del mundo musical español. Los amantes de Teruel está compuesta siguiendo el estilo de la gran ópera europea, sintetizando tanto las tendencias italianas como las nuevas corrientes alemanas. Las siete representaciones de esa primera temporada fueron un gran éxito, repetido en las dos siguientes en que se volvió a programar (1894 y 1895). En el Gran Teatro del Liceo se presentó en mayo de 1889, y se dieron después treinta y nueve funciones en el Teatro Gayarre. Viajó por toda España y también se estrenó en Buenos Aires, Praga y Viena, con el libreto traducido al alemán.
Después del éxito obtenido con Los amantes, Bretón escribió su siguiente ópera sobre tema catalán, Garín o L’eremita di Montserrat, con libreto en italiano de Cesare Fereal, entre otras cosas para evitar las críticas previas. Se estrenó en el Liceo en mayo de 1892 y en ese mismo año, en octubre, se presentó en el Teatro Real de Madrid.
El mayor interés de Bretón era ya la creación de una ópera nacional española, pero la ruptura de Chapí con los empresarios del Teatro Apolo a principios de 1894 le hizo acercarse al “género chico”, que en su día había criticado muy duramente. La obra nacida de este encargo del Apolo, sobre libreto de Ventura de la Vega, fue La verbena de la Paloma, y así, una obra compuesta en unos pocos días y sin darle mayor importancia se convirtió en el mayor éxito de Bretón. Desde su estreno, el 17 de febrero de 1894, este sainete se ha representado sin interrupción por toda España y América Latina. Uno de los méritos de esta obra se encuentra en que hay una gran diversidad de estilos, desde el más cercano a la ópera hasta músicas nacionales, pasando también por números cómicos o danzas populares urbanas.
Esta obra es prácticamente un paréntesis entre los estrenos de Bretón; sólo unos días después de haberse presentado La verbena, la Sociedad de Conciertos, dirigida por el propio compositor, presentaba sus Escenas andaluzas, donde profundizaba en el estilo andalucista sinfónico de corte pintoresquista.
Pero su principal atención seguía centrada en la creación de un repertorio operístico nacional, y ahora el tema elegido fue La Dolores. Él mismo escribió el libreto, basado en un drama rural de Feliú y Codina.
Esta obra, a diferencia de las anteriores de corte romántico, está cargada de un tono realista, cercano al verismo de sus contemporáneos. La Dolores se estrenó en el Teatro de la Zarzuela el 16 de marzo de 1895, ya que el propio compositor renunció a estrenarla en el Teatro Real para evitar los problemas de las dos obras anteriores. Tuvo un gran éxito, se representó en este teatro durante más de dos meses y ese mismo verano fue al Teatro Tívoli de Barcelona, donde se ofreció durante ciento doce funciones. La misma compañía viajó a América e incluso se realizó una traducción al italiano que se estrenó en Río de Janeiro y en Milán. También se hicieron versiones alemana e inglesa. El éxito fue tal que finalmente se representó en los teatros de gran repertorio, primero el Teatro Real de Madrid, en 1915, y después en el Liceo de Barcelona en 1916. En 1923, poco antes de la muerte del compositor, volvió al Teatro Real con un cartel en el que aparecían las grandes figuras del momento en la lírica internacional, Hipólito Lázaro, Miguel Fleta y Ofelia Nieto.
Tras La verbena, Bretón volvió en varias ocasiones al género chico, pero nunca repitió el éxito del célebre sainete. Dos fracasos en el Teatro Apolo, con El domingo de Ramos, con libreto de Echegaray, y Al fin se casa la Nieves, de Ventura de la Vega, hicieron que Bretón intentara buscar nuevos caminos para otras compañías.
En 1896 vuelve al Teatro de la Zarzuela y obtiene algo más de éxito con Botín de guerra. Esta obra intenta aunar el modelo melodramático de la zarzuela grande con el acto único propio del “género chico”.
Su vuelta al Apolo se produjo en 1898 con una comedia, El reloj de cuco, que, a pesar de la discreta acogida del público y la crítica, estuvo un mes en cartel.
En realidad, en estos años no volvió a repetir ninguno de los éxitos anteriores en el “género chico”.
Bretón, además de la ópera española, tenía igualmente interés en resucitar el género de la zarzuela grande, a través de la compañía que actuaba en el Circo de Parish. Tanto el lenguaje como la música de estas obras son muy cercanos a los de la ópera.
En 1899 estrenó El clavel rojo, sobre libreto de Perrín y Palacios, que desarrollaba una historia de amor en la Francia revolucionaria. Dos años más tarde, en 1901, presentó Covadonga, con un libreto situado en los primeros años de la Reconquista, una obra que unía de forma magistral la dificultad textual y la musical.
A pesar de tener sucesivos fracasos en la zarzuela, Bretón se había convertido ya en una personalidad del mundo cultural español y su reputación iba en aumento. El 14 de mayo de 1896 se produjo el acto de recepción pública como académico de Bellas Artes de San Fernando. En su discurso habló de su antecesor, Barbieri, y volvió a exponer sus ideas sobre la ópera nacional. Era habitual encontrarlo en el Círculo de Bellas Artes, donde acudía a jugar al ajedrez. Llegó a ser el fundador y primer presidente del Círculo de Ajedrez de Madrid en 1897.
En 1900 volvió a estrenar en el Teatro Real, en esta ocasión fue la ópera Raquel, con libreto basado en los amores de una judía con el rey Alfonso de Castilla.
Como en otros casos, el libreto fue escrito por el propio Bretón, que recibió numerosas críticas. Con esta obra volvía al estilo del drama romántico historicista, que para muchos estaba ya pasado de moda.
Sólo cinco funciones y la frialdad del público hicieron de esta obra un nuevo fracaso para Bretón, al que incluso se le acusó de aprovechar con esta ópera el caso Dreyfus francés, debido a la presencia de judíos en su trama.
En 1901 fue nombrado comisario regio del Conservatorio de Música de Madrid, pese a no haber sido profesor del centro ni haber tenido demasiadas relaciones con él. Son fundamentales para conocer la figura del compositor sus discursos de apertura de curso durante los años en que fue comisario del centro, en los que destaca su espíritu aperturista y regeneracionista.
Tuvo especial interés en profesionalizar el centro y también en hacer un verdadero repertorio español.
En 1902 participó en uno de los proyectos que llevaba buscando toda su vida, la creación en Madrid de un escenario dedicado en exclusiva a la ópera nacional; el Teatro Lírico, situado en la calle Marqués de la Ensenada. El empresario Luciano Berriatúa fue quien avaló este proyecto en la capital, que sólo tuvo un mes de duración y se limitó al estreno de tres obras: Circe de Chapí, Raimundo Lulio de Ricardo Villa y Farinelli de Bretón. La obra de Bretón estaba basada en un libreto escrito por el poeta J. A. Cavestany y es una de las más maduras de su producción. Fue sorprendente el uso de la voz de soprano para imitar el registro del castrado.
Aunque lo más importante de la producción de Bretón es sin duda la lírica, también se dedicó a otros estilos musicales, como el camerístico, por encargos de nuevas formaciones surgidas en Madrid, como el Cuarteto Francés. En estas obras de cámara se muestra un Bretón más ligado al estilo clásico, especialmente de Beethoven, aunque también hay apuntes de música nacional. Esta tendencia nacionalista es desarrollada sobre todo en piezas como las Cuatro piezas españolas de 1909.
Realizó algunas obras sinfónicas para circunstancias concretas de la vida española, como Gloria al poeta para el homenaje a Campoamor del Teatro Real en 1900, la Marcha nupcial para la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia. Más interesantes que estas obras son su Sinfonía en Sol mayor o Los galeotes, basada en El Quijote, ambas composiciones estrenadas por la Orquesta Sinfónica de Madrid en 1905.
En estos años también escribió obras del llamado “género ínfimo”, piezas de poca calidad en las que había derivado la zarzuela. Estas composiciones están lejos de los intereses reales de Bretón, que siempre estuvieron centrados en dignificar la música española, pero muestran lo complejo del ambiente musical de la época. Esas concesiones no le hicieron olvidarse de su interés por la ópera española y en 1906 compuso una “comedia musical” titulada El certamen de Cremona sobre un libreto de Fernández-Shaw para la compañía del Teatro de la Zarzuela. Poco después comenzó a trabajar en una nueva partitura, Don Gil de las Calzas Verdes, con texto del propio compositor basado en la revisión de Tomás Luceño sobre Tirso de Molina. Terminada de componer en 1910, no se estrenó hasta 1914 en el Teatro Tívoli de Barcelona.
Su última ópera fue Tabaré, estrenada en el Teatro Real el 26 de febrero de 1913, ambientada en Uruguay, lo que hizo que Bretón aprovechara un viaje de 1910 para conocer el folclore de la zona.
A finales de 1911 presentó su dimisión en el Conservatorio, por unas diferencias en el nombramiento de un profesor. Le sucedió Cecilio de Roda, que sólo pudo estar un año por fallecer a principios de 1912.
Entonces comenzó una campaña a favor del regreso de Bretón, que volvió al cargo en febrero de 1913.
Esto demuestra la gran popularidad con que contaba el compositor en ese momento.
Una de sus obras más importantes de los últimos años es el poema sinfónico Salamanca, sobre textos de Dámaso Ledesma, estrenado por la Orquesta Filarmónica de Madrid en 1916.
En junio de 1917 falleció su mujer, Dolores Matheu; como homenaje compuso el poema sinfónico Elegía y añoranzas, en el que recogía temas de sus principales obras. En 1918 escribió su última composición, la cantata Aragón, hecha para uno de los múltiples homenajes que se le dedicaron en esos años.
Los últimos años de su vida, pese a que nunca superó la muerte de su esposa, no dejaron de ser activos sobre todo en su empeño de dignificar la música española y sus instituciones, como su moción a favor del teatro lírico nacional elevada ante el ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes en el Primer Congreso Artístico de Madrid de 1919.
En 1921, el Conservatorio le comunicó el cese de su puesto, pese a que él había presentado un escrito en que pedía continuar en el cargo, porque la pensión que se le daba prácticamente lo obligaría a vivir de forma precaria. Cuando esta noticia se hizo pública, volvieron a celebrarse numerosos actos públicos de apoyo al maestro, de forma estas manifestaciones populares llegaron hasta el Senado, que le concedió una pensión vitalicia de 7.500 pesetas.
Murió en su casa de la calle de Campomanes; al conocer la noticia, el maestro Arbós detuvo el concierto que estaba dirigiendo e interpretó la “Jota” de La Dolores.
Hubo numerosas muestras de duelo, tanto en las calles como en los medios de comunicación, que sobre todo recordaron que Bretón había hecho de la dignificación de la música española su verdadera lucha durante toda su vida.
Obras de ~: Cuarteto en sol, cuarteto de cuerda, 1866; Sinfonía a grande orquesta “La necesidad”, orquesta, 1867; Concertante, voces y orquesta, 1872; Rajar y Samjó. Gran tanda de valses ejecutada en los ejercicios del circo Price, orquesta, 1872; Tic-Tac, zarzuela, 1873; Primera Sinfonía en fa mayor, orquesta, 1874; Las estrellas volantes. Tanda de valses ejecutada en el Circo Price para los ejercicios de Mrs. Sechi, Alfano y Boby, orquesta, 1874; El bautizo de Pepín, zarzuela, 1874; El alma en un hilo, juguete cómico, 1874; Los dos caminos, cuadro lírico-fantástico, 1874; Dos leones, zarzuela, 1874; El viaje de Europa, zarzuela, 1875; Un chaparrón de maridos, zarzuela, 1875. El barberillo de Orán, zarzuela, 1875; El 93, juguete cómico-lírico, 1875; El inválido, zarzuela, 1875; María, zarzuela, 1875; Por un cantar, juguete cómico-lírico, 1876; El capitán Mendoza, zarzuela, 1876; Guzmán el Bueno, ópera, 1876; Huyendo de ellas, zarzuela, 1877; El anillo de Fernando IV, música incidental, 1877; ¡Cuidado con los estudiantes!, juguete lírico, 1877; ¡Bonito país!, revista, 1877; Locuras madrileñas o Contar con la huéspeda, a propósito en un acto, 1877; ¡Novio, padre y suegro!, juguete lírico, 1877; La odalisca, capricho oriental para piano, piano, 1877; La hamaca y La ola (Americanas). Dos danzas para piano, piano, 1878; Ausias March, himno para coro y orquesta, 1878; Primera polonesa de F. Chopin, orquestación, 1878; El campanero de Begoña, zarzuela, 1878; Himno a cuatro voces, coro masculino, 1879; Mazurca “La elegante”, orquesta, 1879; Pasacalle, orquesta, 1879; Corona contra corona, zarzuela, 1879; Las señoritas de Conil, pasillo cómico-lírico, 1880; A Lisboa, galop brillante, orquesta, 1880; Himno a Santa Cecilia, coro mixto, 1880; Cuarteto de Haydn, Hob. 44: adagio non lento, arreglo para piano, 1881; Los amores de un príncipe, zarzuela, 1881; Himno a Calderón, partitura perdida, 1881; Un sarao en Cádiz. Bolero de concierto, orquesta, 1881; Amadís de Gaula, fantasía sinfónica, orquesta, 1881-1884; El Apocalipsis, oratorio para cuarteto vocal, coro y orquesta, 1882; Segunda Sinfonía en mi bemol mayor, orquesta, 1883; Los amantes de Teruel, ópera, 1884; Himno al trabajo, Himno y marcha, partitura perdida, 1884; Parce mihi Domine, lección de difuntos para tenor, violonchelo, armonio y contrabajo, 1886; Marcha fúnebre a la memoria de Alfonso XII, orquesta, 1886; Pasacalle. Polea para piano, piano, 1886; Seis poesías de Gustavo A. Bécquer, voz y piano, 1887; Vista y sentencia, zarzuela, 1886; El grito en el cielo, zarzuela, 1886; Canción y melodía de Schubert, orquestación, 1887; Trío en mi mayor, violín, violonchelo y piano, 1889; Scherzo para orquesta, orquestación, 1888; En la Alambra. Serenata, orquesta, 1888; Bal masqué, opereta de Strauss arreglada como zarzuela, 1888; Las golondrinas, voz y piano, 1888; Panaderos. Baile español para orquesta, orquesta, 1888; Zapateado. Bailable español, orquesta, 1889; Fantasía de Los amantes de Teruel, orquesta, 1890; Garín o L’eremita di Montserrat, drama lírico, 1892; Salve montserratina, coro de tres voces blancas, 1893; Deine Augen, tenor y piano, 1893; Escenas andaluzas, orquesta, 1894; La verbena de la Paloma o El boticario y las chulapas y celos mal reprimidos, sainete lírico, 1894; El Domingo de Ramos, zarzuela, 1895; La Dolores, ópera, 1895; Salamanca. Paso-doble, banda, 1895; Al fin se casa la Nieves o Vámonos a la Venta del Grajo, sainete lírico, 1895; Pieza para piano “Para las víctimas de Palma”, piano, 1895; La estudiantina de Granada, canto y piano, 1896; Fragmento de cuarteto en re mayor, cuarteto de cuerda, 1896; Botín de guerra, zarzuela, 1896; El guardia de Corps, tradición madrileña lírico-fantástica, 1897; El reloj de cuco, zarzuela, 1898; El puente del diablo, zarzuela, 1898; Désir, voz y piano, 1898; ¡Ya se van los quintos, madre!, zarzuela, 1898; El clavel rojo, zarzuela, 1899; Raquel, drama lírico, 1900; Gloria al poeta. Marcha-coronación, orquesta y coro mixto, 1900; La cariñosa, zarzuela, 1899; La bien plantá, sainete lírico, 1900; Covadonga, zarzuela, 1901; Farinelli, ópera, 1902; El caballo del señorito o El ojo del amo, zarzuela, 1901; Plus Ultra, voz y orquesta, 1902; Cantata a la mayoría de S. M. el Rey Alfonso XIII, tiple, tenor, coro y orquesta, 1902; Cuarteto en re mayor, cuarteto de cuerda, 1904; Quinteto para piano y cuerda, piano y cuarteto de cuerda, 1905; La generosa, zarzuela, 1905; Los galeotes.
Poema sinfónico, orquesta, 1905; Sinfonía en sol mayor, orquesta, 1906; Vizcaya, coro masculino a cuatro voces, 1906; La paz del campo, zarzuela, 1906; Marcha nupcial, dedicada a los Reyes D. Alfonso XIII y D.ª Victoria Eugenia, orquesta, 1906; El sueño de Regina, zarzuela, 1906; El certamen de Cremona, comedia musical, 1906; Eructavit cor meum, coro masculino a cuatro voces, 1907; Cuarteto en do menor, “Dramático”, cuarteto de cuerda, 1908; El dos de mayo. Himno a la Independencia española, coro y banda, 1908; Cuarteto en mi, cuarteto de cuerda, 1909; Piel de oso, novela escénica, 1909; Concierto para violín, orquesta y violín solista, 1909; Sexteto para piano e instrumentos de viento, piano, flauta, oboe, fagot y trompa, 1910; Himno a Pablo Sarasate, voces infantiles, 1910; Don Gil de las calzas verdes, comedia lírica, 1910; La castañera, voz y piano, 1911; Himno a Jovellanos, coro, 1911; Al arcanse de la mano, zarzuela, 1911; Fraile fingido, entremés lírico, 1911; Las percheleras, zarzuela, 1912; Tabaré, drama lírico, 1913; Quatre morceaux espagnols, violín, violonchelo y piano, 1913; Marcha Real, violín, viola y violonchelo, 1913; Pieza concertante de trompa y piano, trompa y piano, 1913; Los capitanes del Zar, zarzuela, 1914; La guitarra del amor, fantasía musical, 1916; Las cortes del amor o El trovador Lisardo, opereta, 1916; Jota de la Dolores, voz y piano, 1915; Loor de España, coro infantil a tres voces, 1916; Salamanca. Poema sinfónico, orquesta, 1916; Solo de trompeta, para trompeta en Do y piano, 1917; Elegía y añoranzas. Poema sinfónico, orquesta, 1917; Aragón, cantata para coro y orquesta, 1918; Himno a Teruel, plantilla por determinar, 1920; Sinfonía en la mayor, s. f.; Himno portugués de la Carta, orquesta, s. f.; Pasacalle. Polka estudiantina, piano, s. f.; Diversiones infantiles, piano, s. f.; Las Musas. Mazurca de concierto, piano, s. f.; Canción a tres voces solas, s. f.; Canción a cuatro voces solas de cámara, s. f.; Cantigas, arreglo para voces y agrupación instrumental, s. f.
Escritos (selección): Discursos y memorias de inauguración del curso académico del Conservatorio de Música y Declamación de Madrid entre 1901 y 1917; “Memoria musical de los años 1881 al 1883”; Más en favor de la Ópera Nacional, Madrid, 1885; Barbieri-La Ópera Nacional, discurso leído en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid 14 de mayo de 1896; La música en España, Madrid, 1900; “La Ópera Nacional y el Teatro Real de Madrid”, conferencia, Ateneo Literario, 5 de febrero de 1904; “La música y su influencia social”, conferencia, Ateneo Literario, 12 de febrero de 1905; “La Ópera Nacional”, en Revista del Ateneo, Madrid (1906); Diario (1881-1888), Madrid, ed. J. Torres, Acento Editorial, 1995.
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Un músico de la Restauración, ICCMU, Colección Música Hispana, 2002.
Leticia Martín Ruiz