Castillo de los Duques de Alba

 

Del Castillo de los Duques de Alba hoy día se conserva la Torre del Homenaje de las seis torres que llegó a tener. En su interior se pueden visitar las interesantes salas, como la que acoge las pinturas murales de la batalla de Mühlberg y a través de la escalera del contrafuerte subir al mirador.

En el exterior se encuentran las ruinas correspondientes a las excavaciones arqueológicas iniciadas en 1991 que han ido descubriendo el esplendor que llegó a tener el Castillo. Es también la sede de la Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Alba de Tormes.  

 

Fondo de imagen correspondiente a © Alphose Bichebois (1842). Biblioteca Nacional de España. Ver historia del Castillo al final de la página

Visita 360º. ¡No te pierdas en la segunda planta los frescos dedicados a la Batalla de Mühlberg y las vistas de la última planta!

Historia

 

Antecedentes

Ya anteriormente al castillo, existía una construcción llamada Alcázar donde solía residir la señora de la villa Beatriz de Portugal. Hay varios documentos que lo certifican e incluso hoy puede corroborarse su existencia en el nombre de algunas de sus calles (“Bajada al Alcázar”) junto con los restos de la muralla que aún se conservan. Algunos historiadores confunden este Alcázar con el Castillo de los Duques. Sería en 1426 cuando figurase por primera vez el término castillo de Alba en un documento firmado por Juan II de Navarra.

Reseña histórica

En 1429, Juan II de Castilla otorga la villa de Alba de Tormes a D. Gutiérrez Álvarez de Toledo, la Casa de Alba, el linaje más importante de los siglos XV y XVI.

Nada más tomar posesión, D. Gutierre manda edificar una Torre-Fortaleza en la parte más elevada de la Villa, donde fijará su residencia.

Sus sucesores realizaron obras de ampliación del Castillo, pero será D. Fernando Álvarez de Toledo, III Duque de Alba, más conocido como el Gran Duque de Alba, con quien el Castillo se engalana con los mejores mármoles, pinturas y tapices; y es cuando se pintarán los magníficos frescos del Salón de la Armería.

Es a mediados del XVI cuando el Castillo toma aires palaciegos, convirtiéndose en uno de los más importantes y suntuosos de España. Sus salas fueron escenario de la primera representación de una de las obras de Juan de la Encina. Sus muros alojaron ilustres huéspedes como Lope de Vega, Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega o Fernando el Católico.

Pero todo este esplendor se viene abajo cuando sufre los avatares de la Guerra de la Independencia. En 1809 las tropas napoleónicas toman el Castillo hasta su retirada en 1812 que lo destruyen.

En ese momento interviene Julián Sánchez el Charro que, temiendo un nuevo ataque de los franceses, como estrategia de defensa para evitar un posible atrincheramiento, incendia el Castillo quedando en desuso e iniciándose un lento proceso de ruina.

Está declarado Bien de Interés Cultural desde el 22 de Abril de 1949; publicándose en el BOE del 5 de Mayo del mismo año.

En 1960, por iniciativa de D. Luis Martínez de Irujo XVIII Duque consorte de Alba, comienza la restauración de la Torre y las pinturas de la sala de la Armería, principalmente las de la Bóveda.

En 1991, el Castillo, propiedad de la Fundación Casa de Alba, pasa por cesión de uso al Ayuntamiento de la localidad. A partir de ese momento, se inician una serie de trabajos arqueológicos con los que se han sacado a la luz todo el perímetro defensivo de las torres y dependencias del Castillo e importantes restos.

La huella del Castillo en la Villa Ducal y sus gentes es incuestionable. No sólo porque se utilizaran piedras y restos de lo que en su día fue uno de los Palacios Renacentistas más bellos de España en construcciones posteriores, sino porque la silueta del Torreón de la Armería junto al puente sobre el Tormes es uno de los símbolos más conocidos de Alba.

En palabras del escritor albense José Sánchez Rojas: “Alba de Tormes es un castillo, solamente un castillo. Alba sin su castillo sería un pueblo sin leyenda.”

Villa ducal y literaria

En la campaña de 1492-1500 en Granada acompañaba al II Duque, de nombre Fadrique,  el poeta y músico Juan del Enzina protegido de su hermano don Gutierre. Antes de partir hacia el sur se representa en el Castillo de Alba “Villancico de la Toma de Granada”.

En 1591 llega a la Villa Lope de Vega como secretario del V Duque don Antonio a causa de su destierro de la corte. En 1593 nace su hija Antonia y en 1594 Teodora, falleciendo en el mismo año su esposa Isabel de Urbina.
Según documentación encontrada de la correspondencia entre el Gran Duque y Diego López Pacheco; Duque de Escalona, ambos nobles mantenían un pleito sobre el paso o no de Lázaro por tierras albenses en su camino hacía Toledo. El Gran Duque solicita al autor que resuelva la discusión. Según recoge Fray José de Sigüenza en su libro “Historia de la Orden de San Jerónimo” (1605) el autor de “El Lazarillo de Tormes” sería Fray Juan de Ortega que tomó el hábito en el Monasterio de los Jerónimos de Alba puesto que cuando era estudiante le encontraron un borrador del librillo escrito de su puño y letra. De todos los supuestos autores del Lazarillo parece el más probable.

En 1614 durante las fiestas de Beatificación de Teresa de Jesús los Duques abrieron las puertas de su palacio para acoger en ellas a los religiosos carmelitas que aún no tenían convento en Alba. Durante esas celebraciones se entregó un premio literario a un joven llamado Miguel de Cervantes Saavedra por su Canción a los éxtasis de la Beata M. Teresa de Jesús:
Aunque naciste en Ávila, se puede
decir que en Alba fue donde naciste;
pues allí nace, donde muere el justo,
Desde Alba ¡oh Madre! Al cielo te partiste,
Alba pura, hermosa, a quien sucede
el claro día del inmenso gusto.
¡Que le goce el justo
por todos los caminos
por donde Dios llevar a un alma sabe
para darla de Sí cuanto ella cabe,
y aun la ensancha, dilata y engrandece
y con amor suave
a sí y de Sí la junta y enriquece!

Desde 1646 hasta 1649 reside en Alba de Tormes Pedro Calderón de la Barca. Su marcha de Madrid es consecuencia de las muertes de la reina Isabel y el príncipe Baltasar Carlos tras la que se ordena el cierre de los teatros por lo que llega a la Villa para ponerse al servicio del VI Duque como secretario. Durante ese período escribe obras como “El secreto a voces”, “Guárdate del agua mansa”, “La segunda esposa” o “El jardín de Falerina” considerada primera Zarzuela.

Museo

Museo en el que se muestran, entre otras obras, hallazgos encontrados en las excavaciones realizadas en las ruinas del Castillo:
Lápida sepulcral del enterramiento original del III Duque de Alba.
Balaustrada del patio cuadrado porticado, galería alta.
Suelo de la Torre Dorada de estilo mudéjar, siglo XVI.
Coraza siglo XVI, y recientemente restaurada.
Vitrina donde se expone odjetos de metal como, monedas, algunas de gran antigüedad, junto a botones de soldados que permanecieron acantonados en el castillo, hebillas, balas, piedras de chispa, etc.
Pequeña muestra de los distintos tipos de azulejos encontrados. Realizados en dos técnicas: barro pintado y vidriado. Siglos XV - XVI.
Fragmentos de pintura al fresco de la Torre Dorada.
Cerámicas del siglo XIX recogidas en el proceso de excavación arqueológica.
Reconstrucción de la Galería  de la Crujía Sur. Toda de mármol con balaustrada de columnas de mármol.
Medallón renacentista de mármol de Carrara esculpido a dos caras, por un lado un soldado y por la otra emperador romano.
- Reproducción escenográfica del sepulcro del Gran Duque de Alba en la Capilla Mayor de la iglesia de San Esteban de Salamanca.
Mediante paneles informativos se puede conocer la historia del Castillo y el contenido del Museo.

Primera planta

Frescos renacentistas de Cristóbal Passin, que narran las victorias del Gran Duque en la Batalla de Mühlberg y otros detalles alegóricos. Fueron pintados entre 1567 y 1571 por Cristóbal Passin o Passini y su hermano Juan Bautista. Reproducen 3 escenas de la batalla de Mühlberg: el paso del río Elba, la lucha, y la entrega a Carlos I, del vencido Juan Federico de Sajonia.
En la bóveda se aprecian los frescos restaurados por D. Joaquín Ballester Espí, experto del Museo del Prado con imágenes alegóricas representando la Victoria y la Fama, junto a Marte que está forjando la armadura del Gran Duque. En el centro aparece el Escudo de la Casa de Alba.
Busto original del III Duque de Alba, realizado por Pompeyo Leoni.
Bustos de bronce de Carlos I y Felipe II.
Busto del III Duque de Alba, réplica donada por la Duquesa de Alba.
Alrededor de la escalera se exhiben réplicas de importantes documentos de la Casa Ducal.

Segunda planta

Exposición "Castillos y murallas en el occidente de Castilla y León" nos ofrece cumplida información sobre los castillos de la comunidad autónoma,articulada en la idea de los castillos y su relación con las fronteras, físicas o perceptivas, a lo largo de la historia.
Dispone de una pasarela que permite visitar la sala desde su parte más alta y acceder por ella directamente al mirador exterior de la Torre.

Tercera planta

Mirador que brinda al visitante unas privilegiadas panorámicas de las ruinas del Castillo, de la Villa Ducal, y de la ribera del río Tormes.



 


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